Si echamos un vistazo a nuestro alrededor podremos observar como desde pequeños los críos de hoy en día son demasiado espabilados, mi abuela no hace más que decir cada vez que ve a un bebé que como puede ser que con horas de vida tenga los ojos abiertos, ella asegura que en sus tiempos pasaban semanas incluso mese hasta que los abrían por completo. La verdad que no le falta razón, vemos como los niños cada día tienen más curiosidad por aprender y creo que sobre todo por crecer, vemos como aún casi amamantándolos en cualquier sala de hospital o bar tomando un refresco como los tienen distraídos con el teléfono móvil, gracias a los colores no dan mucha guerra y los padres pueden disfrutar de un rato de ocio más tranquilos, la pregunta es fácil, ¿son precoces o los estamos haciendo nosotros? La respuesta yo la tengo bastante clara, vivimos en unos tiempos en los que las nuevas tecnologías son las que mandan, en cualquier casa se disfruta de teléfonos o videoconsolas de última generación, los juegos cada día son más reales y somos nosotros que por un rato de tranquilidad no dudamos un momento en ofrecérselo q nuestros hijos.
Claro es normal como en su vida diaria según se van haciendo mayores nos demos cuenta que van un paso por delante y en muchas ocasiones hasta nos cuesta poder echarles un poco el freno. Evidentemente no nos damos cuenta que los culpables hemos sido nosotros sus propios progenitores, los que se supone deben cuidar de ellos y los que sin querer de una manera completamente inconsciente los ha llevado a un pozo del que luego les resulta difícil salir. Y es que no hay más que ver las noticias para darnos cuenta que algo estamos haciendo mal, como niños de doce y catorce años abusan del alcohol, pegan palizas a otros niños de su edad o menores, hacen uso de las relaciones sexuales de una manera insana porque no utilizan protección, y claro vemos como el uso de la píldora del día después www.ellaone.es es en muchos casos inevitable. Sin duda debemos hacer algo porque de una manera o de otra se nos va de las manos, bien sea por culpa de los videojuegos o porque sencillamente algo no estamos haciendo del todo bien y por supuesto va en el futuro de nuestros hijos.